Bienvenidos

Este espacio ha sido creado para que podamos tener comunicación para compartir enseñanzas, meditaciones, practicas de Dharma y cualquier tipo de cosas relacionadas con la sabiduria espiritual.



sábado, 25 de mayo de 2013

Fragmento Existencia cíclica

La Noria de los Problemas que se Repiten.

La situación en la que existimos se denomina existencia cíclica o en sánscrito "samsara". Esta existencia describe un ciclo de problemas periódicos en el que continuamente nacemos, experimentamos distintos tipos de situaciones conflictivas durante nuestras vidas, y morimos. Ninguna fuerza exterior, ni ningún ser nos mantiene encadenados a esta existencia cíclica. El origen de nuestros problemas reside en nuestra propia ignorancia: no entendemos quienes somos ni la naturaleza de los fenómenos que nos rodean.

Según la filosofía budista, poseemos un concepto erróneo de nosotros mismos y del mundo que nos rodea, debido a que no somos conscientes de nuestra propia naturaleza. Pensamos que las cosas existen de un modo que no es real. Nos equivocamos pensando que somos una entidad permanente, concreta y hallable. Entonces, nos encariñamos con este "o real" ilusorio. De la mañana a la noche el pensamiento de nuestra mente es: "yo quiero felicidad y mi felicidad es lo más importante". Pensamos y actuamos como si fuéramos el centro del universo: "mi felicidad y mi sufrimiento", siempre están presentes en nuestra mente ocupando el primer lugar. Nuestro interés hacia los demás queda siempre relegado en virtud de nuestro propio interés.

Desarrollamos apego y enojo hacia los demás porque no entendemos la naturaleza última de las personas y los fenómenos: Nos apegamos a las personas y a las cosas que nos benefician y sentimos aversión hacia todo aquello que parece amenazar nuestra felicidad. Pasamos nuestra vida en este ciclo de  deseos y aversiones. Nuestra mente es como un yoyo, que emocionalmente asciende y desciende sin cesar.

Según trasmigramos de una vida a otra también experimentamos esta oscilación. y puesto que el curso de nuestras vidas hemos actuado alternativamente de un modo positivo y negativo, a veces renacemos en vidas en las que padecemos mucho dolor y otras veces en vidas en las que disfrutamos de una gran felicidad Nada es estable. No existe seguridad, ni garantía de que vayamos a disfrutar de una felicidad continuada, aunque esto sea lo que todos queremos.

Actuamos bajo la influencia de nuestra ignorancia y así creamos karma. Cuando entendemos el principio de causa y efecto intentamos actuar positivamente. Cuando ignoramos este principio, nuestra mente cae con facilidad bajo la influencia de actitudes perturbadoras, tales como el apego, el enojo, los celos, el orgullo, el hermetismo mental..., lo que nos lleva a actuar negativamente. Estas acciones dejan unas impresiones en nuestro continuo mental, que influyen en nuestra experiencia.

En el momento de la muerte nuestro sentido de las distintas consciencias pierde su capacidad para funcionar al tiempo que nuestra consciencia mental se vuelve cada vez mas sutil. Esto puede resultar desconcertante porque estamos acostumbrados a vivir en este cuerpo al que estamos muy apegados. Cuando en el momento de la muerte sentimos que nos estamos separando de nuestro cuerpo anhelamos permanecer en él. Cuando finalmente comprendamos que la separación es inevitable, codiciamos otro cuerpo.

Estos dos factores, el deseo y la codicia, son las condiciones que causan que las impresiones de algunas de nuestras acciones previas maduren. Esta es la causa de que nuestra mente se sienta atraída hacia una forma de vida particular y de que renazca en otro cuerpo. De este modo, trasmigramos; de una vida a otra.

Ninguno de estos renacimientos es eterno. Tomamos distintos cuerpos según las causas que hemos creado, y experimentamos el resultado tanto tiempo como exista la energía causal. Una vez que se agota el karma, abandonamos ese cuerpo para tomar otro. Algunos de estos renacimientos pueden prologarse durante un largo tiempo, pero ninguno de ellos dura para siempre.

Algunas personas mantienen una opinión muy idealista sobre el renacimiento. Creen que después de la muerte nos encontramos en algún lugar en el espacio desde el que miramos hacia abajo pensando: "mmm, quiero nacer de esa madre y de ese padre". No sucede de ese modo. No elegimos conscientemente. Nuestro continuo mental es impulsado hacia otro cuerpo por el poder de nuestras actitudes y acciones perturbadoras. Encontramos un cuerpo atractivo, y codiciamos poseerlo; de ese modo, nos encotramos a nosotros mismos en otra vida, y la existencia cíclica continúa.

Otras personas piensan que cada renacimiento es como un examen: renacemos en una situación concreta apara aprender cosas especificas. Esta visión implica que existe algún plan preconcebido; es decir, o bien alguna otra persona decide lo que necesitamos aprender o bien nosotros mismos somos conscientes de ello. no es este el caso. Hemos nacido en un cuerpo determinado porque se han unido las causas y condiciones para que ello sucediera. No existen en nuestras vidas lecciones preparadas de antemano. Si aprendemos o no de nuestras experiencias depende de nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario